¿Por qué tenemos que ser pobres?
Enrique Calderón Alzati
En una declaración hecha en el mes de marzo, a cuento de no sé qué, el presidente Felipe Calderón afirmó categórico que la crisis económica mundial no afectaría a México, gracias a las sabias previsiones de su gobierno, y luego de manera comedida se ofreció a asesorar a Barack Obama para que tampoco a ellos la crisis los afectara tanto. Ello me ha llevado a preguntarme ¿y entonces por qué estamos tan pobres? Un verdadero misterio, luego de los tan maravillosos especialistas que han dirigido y saneado de manera incesante nuestra economía.
Haciendo una reflexión en torno a este misterio, me acordé que dos de nuestros brillantes secretarios de finanzas habían sido nombrados “economistas del año” (no del mismo año, desde luego) por una afamada revista inglesa, me imagino que de sociales o algo así. Me acordé también de aquel memorable discurso de Carlos Salinas en que nos hizo saber que gracias al sorprendente despegue económico del país durante su gobierno, él y su equipo habían logrado reducir el monto de la deuda externa y que México volvería a ser el país rico de antes, pidiéndonos que ello se lo contáramos a nuestros hijos, esposas y nietos; aunque con algunas dudas, como por ejemplo, la del lugar de donde habíamos despegado. Yo se lo conté a mi nieto, que estaba entonces conmigo, y me dio mucho gusto ver su sonrisa; él tenía entonces un poco más de un año, pero su gesto me indicaba que compartía mi entusiasmo.
Tres sexenios después, no sólo seguimos estando pobres, sino que ahora nos dicen que estamos en la crisis más grave de la historia moderna, sólo comparable a lo que sucedió en 1929, el año de la Gran Depresión mundial. ¿Por qué nos ha ido tan mal y seguimos siendo pobres? ¿Pues qué no somos uno de los principales países productores de petróleo? ¿Cómo es eso de que somos la decimotercera economía más grande del mundo? Me imagino que alguien nos debe alguna explicación al respecto, pero creo que nos van a salir telarañas esperándola, o bien nos contarán algún cuento chino al respecto, por lo que creo que debemos encontrarla nosotros mismos. Con esta idea en mente, planteo algunas interrogantes más, algunas seguramente conocidas de todos, otras un poco más complejas.
¿Cómo podemos explicarnos que dada esta situación de pobreza, los bancos trasnacionales que operan en el país hayan reportado aquí utilidades en 2008 por 32 mil millones de pesos, y para algunos de ellos haya sido en México donde tuvieron las utilidades mayores? Al margen de todo, sospecho que libres de impuestos.
La otra pregunta obligada es, ¿por qué algunos ilustres mexicanos aparecen en la lista de los hombres más ricos del mundo? ¿Estarán estos hechos asociados de algún modo a la pobreza generalizada en que vivimos?
De manera similar, ¿cómo podemos explicarnos que un miembro del Congreso de nuestro país gane lo mismo que uno del Congreso de Estados Unidos, y que también los altos funcionarios gubernamentales tengan salarios similares a los de los estadunidenses, mientras que un profesor de aquí gana la décima parte de uno de aquel país?
Una pregunta enteramente diferente es la siguiente: ¿Por qué si en Finlandia los árboles tardan 100 años en desarrollarse hasta ser explotables en la industria maderera, y en México tardan la tercera parte, en promedio, y tenemos unas 30 veces más especies que en aquel país, esa industria les ha permitido ser una de las naciones con los más altos niveles educativos y mayores ingresos per cápita del mundo, hasta tener ahora una de las industrias de telecomunicaciones más avanzadas a escala mundial, mientras que en México el sector de la industria maderera representa una porción ínfima de nuestra economía?
Una pregunta similar y obligada se refiere a la pesca. Además de Islandia, país que vive enteramente de la pesca y con ingresos igualmente altos, para otras naciones como Noruega y Chile la pesca representa una parte fundamental de su economía, y de ella viven decenas de miles de trabajadores, mientras que para nosotros, siendo uno de los cinco países con los más extensos litorales, la pesca es prácticamente inexistente como actividad económica.
Para Panamá, su canal les ha permitido durante las últimas décadas desarrollar una economía próspera, con un sector financiero fuerte, a partir de los servicios de transportación interoceánica de mercancías que requieren tanto los estadunidenses como los europeos y los asiáticos, utilizando para ello tecnología desarrollada esencialmente en el siglo XIX, mientras que nosotros, con una situación geográfica más atractiva para esos países, no contemos con un corredor férreo de transportación de contenedores, que represente ventajas competitivas que podrían significar recursos financieros, empleos y oportunidades que hoy simplemente no existen.
Hay tres países en el mundo cuyo patrimonio histórico y arqueológico es similar al nuestro: Egipto, Grecia e Italia, en cada uno de los cuales ese hecho ha dado lugar al desarrollo de una industria turística de grandes dimensiones, con una derrama de primer orden para la población, y un futuro prometedor en virtud de que a escala mundial, su tendencia es la de llegar a ser el sector más importante de la economía. Con un clima mejor que el de esos países, ocupamos apenas el lugar 20 entre los que reciben más turistas internacionales, y la mayor parte de ese turismo apenas representa ingresos para nuestro país, en virtud de que el negocio hotelero y de transportación está en manos de empresas extranjeras. ¿Por qué y cómo ha sido posible todo esto?
En un siguiente artículo, trataré de dar la explicación que me parece más cercana a la realidad, esperando que ella sirva para hacernos ver la necesidad de un cambio en bastantes aspectos.
Enrique Calderón Alzati
En una declaración hecha en el mes de marzo, a cuento de no sé qué, el presidente Felipe Calderón afirmó categórico que la crisis económica mundial no afectaría a México, gracias a las sabias previsiones de su gobierno, y luego de manera comedida se ofreció a asesorar a Barack Obama para que tampoco a ellos la crisis los afectara tanto. Ello me ha llevado a preguntarme ¿y entonces por qué estamos tan pobres? Un verdadero misterio, luego de los tan maravillosos especialistas que han dirigido y saneado de manera incesante nuestra economía.
Haciendo una reflexión en torno a este misterio, me acordé que dos de nuestros brillantes secretarios de finanzas habían sido nombrados “economistas del año” (no del mismo año, desde luego) por una afamada revista inglesa, me imagino que de sociales o algo así. Me acordé también de aquel memorable discurso de Carlos Salinas en que nos hizo saber que gracias al sorprendente despegue económico del país durante su gobierno, él y su equipo habían logrado reducir el monto de la deuda externa y que México volvería a ser el país rico de antes, pidiéndonos que ello se lo contáramos a nuestros hijos, esposas y nietos; aunque con algunas dudas, como por ejemplo, la del lugar de donde habíamos despegado. Yo se lo conté a mi nieto, que estaba entonces conmigo, y me dio mucho gusto ver su sonrisa; él tenía entonces un poco más de un año, pero su gesto me indicaba que compartía mi entusiasmo.
Tres sexenios después, no sólo seguimos estando pobres, sino que ahora nos dicen que estamos en la crisis más grave de la historia moderna, sólo comparable a lo que sucedió en 1929, el año de la Gran Depresión mundial. ¿Por qué nos ha ido tan mal y seguimos siendo pobres? ¿Pues qué no somos uno de los principales países productores de petróleo? ¿Cómo es eso de que somos la decimotercera economía más grande del mundo? Me imagino que alguien nos debe alguna explicación al respecto, pero creo que nos van a salir telarañas esperándola, o bien nos contarán algún cuento chino al respecto, por lo que creo que debemos encontrarla nosotros mismos. Con esta idea en mente, planteo algunas interrogantes más, algunas seguramente conocidas de todos, otras un poco más complejas.
¿Cómo podemos explicarnos que dada esta situación de pobreza, los bancos trasnacionales que operan en el país hayan reportado aquí utilidades en 2008 por 32 mil millones de pesos, y para algunos de ellos haya sido en México donde tuvieron las utilidades mayores? Al margen de todo, sospecho que libres de impuestos.
La otra pregunta obligada es, ¿por qué algunos ilustres mexicanos aparecen en la lista de los hombres más ricos del mundo? ¿Estarán estos hechos asociados de algún modo a la pobreza generalizada en que vivimos?
De manera similar, ¿cómo podemos explicarnos que un miembro del Congreso de nuestro país gane lo mismo que uno del Congreso de Estados Unidos, y que también los altos funcionarios gubernamentales tengan salarios similares a los de los estadunidenses, mientras que un profesor de aquí gana la décima parte de uno de aquel país?
Una pregunta enteramente diferente es la siguiente: ¿Por qué si en Finlandia los árboles tardan 100 años en desarrollarse hasta ser explotables en la industria maderera, y en México tardan la tercera parte, en promedio, y tenemos unas 30 veces más especies que en aquel país, esa industria les ha permitido ser una de las naciones con los más altos niveles educativos y mayores ingresos per cápita del mundo, hasta tener ahora una de las industrias de telecomunicaciones más avanzadas a escala mundial, mientras que en México el sector de la industria maderera representa una porción ínfima de nuestra economía?
Una pregunta similar y obligada se refiere a la pesca. Además de Islandia, país que vive enteramente de la pesca y con ingresos igualmente altos, para otras naciones como Noruega y Chile la pesca representa una parte fundamental de su economía, y de ella viven decenas de miles de trabajadores, mientras que para nosotros, siendo uno de los cinco países con los más extensos litorales, la pesca es prácticamente inexistente como actividad económica.
Para Panamá, su canal les ha permitido durante las últimas décadas desarrollar una economía próspera, con un sector financiero fuerte, a partir de los servicios de transportación interoceánica de mercancías que requieren tanto los estadunidenses como los europeos y los asiáticos, utilizando para ello tecnología desarrollada esencialmente en el siglo XIX, mientras que nosotros, con una situación geográfica más atractiva para esos países, no contemos con un corredor férreo de transportación de contenedores, que represente ventajas competitivas que podrían significar recursos financieros, empleos y oportunidades que hoy simplemente no existen.
Hay tres países en el mundo cuyo patrimonio histórico y arqueológico es similar al nuestro: Egipto, Grecia e Italia, en cada uno de los cuales ese hecho ha dado lugar al desarrollo de una industria turística de grandes dimensiones, con una derrama de primer orden para la población, y un futuro prometedor en virtud de que a escala mundial, su tendencia es la de llegar a ser el sector más importante de la economía. Con un clima mejor que el de esos países, ocupamos apenas el lugar 20 entre los que reciben más turistas internacionales, y la mayor parte de ese turismo apenas representa ingresos para nuestro país, en virtud de que el negocio hotelero y de transportación está en manos de empresas extranjeras. ¿Por qué y cómo ha sido posible todo esto?
En un siguiente artículo, trataré de dar la explicación que me parece más cercana a la realidad, esperando que ella sirva para hacernos ver la necesidad de un cambio en bastantes aspectos.
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