domingo, 27 de abril de 2008

Liguilla del Torneo Deportivo de Futbol de la FEN

Arranco la Liguilla del torneo de Fut-bol de la FEN

Aqui algunas fotos de la inauguración de la Liguilla del torneo de la FEN, el miercoles 23 de abril pasado, ese dia se jugaron los 4tos. de Final y pasan a semifinales en Futbol Varonil, Tecnica 53, Republica de Chile, Tecnica 6 y General 39 y en Femenil Colegio Mexico, Tecnica 36, Tecnica 53 y Presidente Aleman.

El martes 29 inician las semifinales.

Visiten el blog para que se mantengan al dia en fotos, videos y noticias de las actividades de la FEN.





Marcha del Dia del estudiante, 2008

El proximo 23 de mayo a las 11 del dia, los integrantes de la Federacion de Estudiantes de Nayarit (FEN), iniciaremos la marcha del Dia del Estudiante, desde la cruz de Zacate rumbo a palacio de Gobierno.

Falta casi un mes para este evento, pero desde ya, comenzaremos a invitar en las escuelas y agitar alrededor de nuestras demandas y consignas estudiantiles.

Estas son algunas de las principales:

Espacios para todos los estudiantes que desean continuar sus estudios de bachillerato y nivel superior en Nayarit

2 nuevos bachilleratos en Tepic que den cobertura educativa a la zona de El rodeo y La cantera

Becas de nivel medio superior y superior para los estudiantes de escasos recursos

Entrega inmediata de las tarjetas de internet prometidas por el Gobernador del Estado en su segundo informe de Gobierno

Aqui les pongo un par de videos de marchas de la FEN de otros momentos una del II CELE y la otra del 2 de octubre.






jueves, 24 de abril de 2008

“Me vale madre” la crítica de los medios: González Márquez



■ Continúa con la entrega de millonarios recursos públicos a organismos ligados al clero

“Me vale madre” la crítica de los medios: González Márquez
■ Ante el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, menosprecia e injuria quienes cuestionan sus políticas

■ “Yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco”, dice ante el creciente repudio a la macrolimosna

Juan Carlos G. Partida (Corresponsal)

Guadalajara, Jal., 24 de abril. El gobernador Emilio González Márquez finalmente dio respuesta a las críticas de ciudadanos y medios de comunicación por las millonarias donaciones que ha hecho a la Iglesia católica y a las televisoras privadas con el erario estatal: “¡Chinguen a su madre!”

En referencia a las críticas de los medios y las casi 5 mil quejas interpuestas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por ciudadanos inconformes con la entrega de 90 millones de pesos de fondos públicos para la construcción de un santuario cristero en Tlaquepaque, González Márquez dijo: “Yo tengo poco de gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta de que a mí lo que algunos poquitos dicen me vale madre. Así de fácil. Yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco”.

La noche del miércoles, durante una cena celebrada en Expo Guadalajara para entregar 15 millones de pesos de recursos públicos a la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA), el gobernador hizo constantes alusiones al cardenal Juan Sandoval Íñiguez, ahí presente. “Éste es un cuete (borrachera). No me importa, me cae. Don Juan, absuélvame desde allá. Además estamos haciendo un buen desmadre, don Juan, ¿sí o no? Aquí hay un cheque, el 419240, cabrón, a nombre de la AMBA. Digan lo que quieran. Perdón, señor cardenal: ¡chinguen a su madre!

“Déjenme decirles que yo estoy comprometido con este movimiento y que traigo aquí un pinche papelito (el cheque por 15 millones) que dice: ‘gobierno de Jalisco, Secretaría de Finanzas’. Óscar (García Manzano, titular de la dependencia), ¿dónde andas? ¡Hasta que, cabrón, hiciste algo bueno por Jalisco! Martín Hernández (secretario de Desarrollo Humano): felicidades, chingado, ya hacía falta”, agregó, micrófono en mano, durante el decimocuarto Banquete del hambre.

Y siguió: “(El dinero) no es mío, yo no lo tengo. Yo no tengo 15 millones de pesos, pero ¿saben qué? La gente votó por mí, la gente en su mayoría votó por que yo haga realidad a lo que me comprometí en campaña y me vale madre si a algunos periódicos no les gusta, la gente votó por mí y en ese votar por mí debe tener el compromiso que yo he asumido de apoyar a los que trabajan por que no haya hambre en nuestro estado”.

Ante la desesperación de su esposa, Imelda Guzmán, quien desde la primera fila le hacía señas de que se callara, el gobernador remató: “Yo estoy aquí para cumplir un compromiso ante mí mismo, ante mi conciencia, ante la conciencia de la gente que votó por mí y que dice: ‘No más hambre en Jalisco’. Este dinero no es mío. Yo no lo tengo. Todo lo que he trabajado en la vida es para dárselo a mis hijos, para procurarles una buena educación; es lo único que tengo. Éste es dinero del pueblo, pero el dinero del pueblo me ha sido confiado”.

La AMBA está ligada a la arquidiócesis de Guadalajara. El donativo, se dijo, contribuirá a combatir el rezago alimentario de más de 611 mil personas que viven en pobreza extrema en la entidad

“Si Juárez viviera, qué chinga les pusiera”

Antes del discurso oficial, González Márquez pidió a los reporteros de TV Azteca y Televisa que le prestaran sus micrófonos, con los cuales se “entrevistó” con los directivos de la AMBA, quienes junto al cardenal expresaron sus opiniones sobre el donativo. Las imágenes fueron subidas este jueves al portal de YouTube.

Mientras, en un puente peatonal en el barrio de San Juan de Dios, una manta expresaba la inconformidad ciudadana: “Emilio y Juan Sandoval: si Juárez viviera, qué chinga les pusiera”.

En la ciudad de México, el dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez, dijo que no conocía detalles del asunto, pero que no pudo comunicarse con el mandatario porque éste se encontraba inaugurando obras de una presa en los límites de Colima, junto con el director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege, y el gobernador del estado vecino, Silverio Cavazos.

(Con información de Georgina Saldierna)

Tomado del Diario La Jornada, del dia 25 de Abril 2008.

jueves, 10 de abril de 2008

¡ Viva Zapata !



Emiliano Zapata Salazar (aproximadamente 1879-1919), el Caudillo del sur, fue uno de los líderes militares más importantes durante la Revolución Mexicana.

Emiliano Zapata Salazar nació en San Miguel Anenecuilco, municipio de Ayala, en el estado de Morelos, el día 8 de agosto de 1879. Fue hijo de Gabriel Zapata y de Cleofas Salazar, y formó parte de una típica familia campesina.

Su infancia se desarrolló a la par del latifundismo porfirista en Morelos. Realizó sus primeros estudios con el profesor Emilio Vera, quién había sido un viejo soldado juarista. Pronto trabajó como labrador y arriero. En 1906 asistió a una junta de campesinos en Cuautla, para discutir la forma de defender frente a los hacendados vecinos sus tierras del pueblo. Su rebeldía lo condenó a la leva: en 1908, Zapata quedó incorporado al 9°. Regimiento de Caballería, en Cuernavaca. Se dice que el pretexto que se usó para su incorporación al ejército fue el hecho de que había raptado a una jovencita, ya que Zapata era conocido por ser un hombre muy enamorado. La acusación la puso el padre de Inés Alfaro Aguilar, joven con quien tiempo después Zapata tendría dos hijos: Nicolás y Elena Zapata Aguilar. En la fotografía en la que Zapata y Villa aparecen sentados en la silla presidencial, el niño Nicolás es el niño más pequeño que se asoma. Zapata tuvo más hijos, y de ellos a la fecha viven dos: Ana María Zapata, hija de Petra P. Torres, y Diego Zapata, hijo de María Jorge Piñeiro, este último asignado como caballerango de Pablo Escandón, Jefe del Estado Mayor de Porfirio Díaz, y más tarde, en el mismo puesto, al mando de Ignacio de la Torre, yerno de Díaz, quién le tomaría especial afecto por su destreza con los caballos.

En septiembre de 1909 Emiliano Zapata fue electo presidente de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco, donde empezaría a analizar los documentos que acreditaban los derechos de los pueblos a sus tierras y se convertiría, de esa manera, en dirigente agrario de Morelos, su estado natal. Su primera aparición política ajena a su mundo campesino fue en las elecciones para gobernador de Morelos en 1909, cuando apoyó al candidato de la oposición, Patricio Leyva, en contra del de los latifundistas, Pablo Escandón.

En el mes de mayo de 1910 recuperó por la fuerza las tierras de Villa de Ayala, que eran protegidas por el jefe de policía José A. Vivanco y que dejó en posesión de los campesinos del lugar. Por este hecho tuvo que escapar varias veces del gobierno, pues fue declarado bandolero. Después de haber recuperado las tierras, las dejó en posesión de todos los campesinos de aquel lugar. Algunos meses después participó en la reunión que se celebró en ese mismo lugar, es decir, en Villa de Ayala, con objeto de discutir lo que después se convertiría en el Plan de Ayala.

A finales de ese mismo año, Pablo Torres Burgos fue enviado a Estados Unidos por Emiliano Zapata para que se pudiera entrevistar con Francisco I. Madero. El resultado de esta entrevista fue la decisión de tomar las armas por Emiliano Zapata y otros 72 campesinos y con Juan Moreno, Rafael Moreno, Maurilio Mejia y José Vergara. Esto lo hicieron el día 10 de marzo de 1911, cuando proclamaron el Plan de San Luis. Se dirigió hacia el sur, pues ya era perseguido por Aureliano Blanquet y su batallón de soldados. En este período del movimiento zapatista sobresalen las batallas de Chinameca, Jojutla, Jonacatepec, Tlayecac y Tlaquiltenango, así como la muerte del zapatista y antiguo líder del movimiento suriano, Pablo Torres Burgos, que incluso precedió al mismo Emiliano. A la muerte del mismo, Emiliano Zapata es elegido, por la junta revolucionaria del sur en 1911, nuevo jefe revolucionario-maderista del sur. Las reivindicaciones zapatistas, que suponían una reforma agraria radical (La tierra es de quien la trabaja) fueron inaceptables para los sucesores de Porfirio Díaz. Lo mismo se puede decir de Francisco León de la Barra quien, haciendo uso de su facultad de presidente, encabezó diversos enfrentamientos políticos y armados con el jefe suriano, e incluso del mismo Francisco I. Madero.

Zapata se negó a desarmar a sus tropas, según lo acordado por los Tratados de Ciudad Juárez, sin que antes se realizara el reparto de las haciendas del Estado. Esto dio lugar a que Francisco León de la Barra, presidente interno, lo considerara bandido y rebelde, mandando fuerzas a perseguirlo. Mil hombres bajo el mando de los generales Victoriano Huerta y Aureliano Blanquet fueron enviados a combatirlo. Para agosto del citado año de 1911, Francisco I. Madero quedó de entrevistarse con Emiliano Zapata en Yautepec para buscar una solución pacífica en el conflicto suriano, con el fin de convencerlo de que licenciara sus tropas, al tiempo que Zapata era fuertemente criticado por la prensa conservadora del país. En la reunión no se logró ningún acuerdo, dicho por Madero, pues el mismo estaba convencido de que no podía acordar el previo reparto agrario. El gobierno federal reiteró su decisión de imponer el orden por la violencia, y Zapata se desplegó con sus tropas a los límites entre Guerrero y Puebla, escondiéndose del gobierno y generando emboscadas a pequeños contingentes federales. Cabe destacar que durante ese lapso Zapata se casó formalmente con Josefa Espejo (su única mujer legítima, ya que durante la Revolución tuvo infinidad de mujeres; su secretario particular comenta que tuvo alrededor de 22, quizá mas). El padrino de la boda fue el propio Francisco I. Madero.

El 25 de noviembre de 1911 Zapata lanzó el Plan de Ayala, redactado por Otilio E. Montaño, documento que se convertiría en su estandarte y en el fiel ejemplo de la ideología de los campesinos morelenses. En él se exigía la redención de los indígenas y la repartición de los latifundios otorgados durante el porfiriato. Se desconocía a Francisco I. Madero como presidente y se reconocía a Pascual Orozco como jefe legítimo de la Revolución Mexicana. Además, el documento postulaba que, en vista de que no se había cumplido con lo que se le había prometido al campesinado, la lucha armada era el único medio para obtener justicia.

Durante 1912, Emiliano Zapata combatió al Ejército Federal que, al mando de los generales Arnoldo Casso López, Juvencio Robles y Felipe Ángeles, buscaba la pacificación en los estados del sur. Los zapatistas buscaron defenderse y lo hicieron "brutalmente", según la versión del Ejército Federal: en las narraciones de los ataques zapatistas son comunes las referencias a asaltos, incendios, violaciones, etcétera. Lo cierto es que dichas narraciones eran alteradas para justificar los desastres cometidos por los miembros del Ejército Federal. En ese año sobresalen los ataques a Tepalcingo, Yautepec, Cuautla y Cuernavaca, aunque debe afirmarse que en ese entonces el movimiento zapatista era muy débil, tanto en el ámbito político como en la rama militar, sobre todo cuando la campaña del gobierno maderista contra los sublevados surianos quedó a cargo del general Felipe Ángeles. Por sus métodos civilizados y tolerantes, le restaban bases al zapatismo, pues Ángeles simpatizaba con ellos.

Tras el asesinato de Francisco I. Madero y el ascenso en el poder de Victoriano Huerta, la lucha armada se exacerbó y Zapata fue uno de los jefes revolucionarios más importantes, al tiempo que introdujo importantes reformas en Morelos. Posteriormente, estas posturas lo opusieron al nuevo presidente (Venustiano Carranza). Una vez en el poder, Victoriano Huerta envió una comisión encabezada por el padre de Pascual Orozco, Pascual Orozco (Padre) a pactar la paz con Emiliano Zapata. Esto le facilitaría tener un frente menos de guerra en el país. Éste, que contaba ahora con el dominio de Morelos y parte del Estado de México, del estado de Guerrero, de Puebla y de Tlaxcala, se negó a pactar con aquellos a quienes él llamó “asesinos de Madero”. Fusiló al emisario de Huerta, envió una carta al general Félix Díaz, repudiando al gobierno de Huerta y, para el mes de mayo de ese mismo año, reformó su Plan de Ayala, declarando que Victoriano Huerta era indigno de la presidencia del país. A Pascual Orozco se le retiró el cargo de Jefe de la Revolución. Zapata quedó entonces como único jefe del Ejército Libertador del Sur. Sin embargo, es preciso consignar que el hecho de reconocer el Plan de Ayala implicaba el no reconocimiento del Plan de Guadalupe, convirtiendo a Zapata, a Francisco Villa, a Álvaro Obregón y a Pablo González Garza, todos ellos en encarnizadas batallas en el norte del país, en luchadores de una causa aislada.

En los primeros meses de 1914, Zapata tomó Jonacatepec y Chilpancingo, y ese mismo año su ejército constaba ya de 27,000 hombres, por lo que para abril ya había controlado por completo el estado de Morelos y algunos lugares de Guerrero. Poco después conquistó Cuernavaca y para junio se acercó a la ciudad de México, ocupando Cuajimalpa, Xochimilco y Milpa Alta, amagando a esta ciudad. Sin embargo, las fuerzas constitucionalistas les cerraron el paso, al ocupar la ciudad de México antes que las propias zapatistas, las cuales se encontraban más cerca. En septiembre, Venustiano Carranza envió a Juan Sarabia, a Antonio I. Villarreal y a Luis Cabrera a conferenciar con Emiliano Zapata, pero nuevamente el caudillo suriano exigió la renuncia de Venustiano Carranza al Poder Ejecutivo, y el reconocimiento del Plan de Ayala. Los emisarios, como toda respuesta, abandonaron su campamento y el estado, pues Carranza rechazó rotundamente sus peticiones, calificándolas de "inadecuadas".

En ese mismo mes, Zapata, desde su cuartel general de Cuernavaca, promulgó la entrega de tierras a los pueblos. Invitado por varios delegados de la Convención de Aguascalientes, en la que los tres grupos más importantes que participaron en la Revolución Mexicana intentaron dirimir sus diferencias, Zapata no fue en persona al citado evento, pero envió a una comisión, integrada por Antonio Díaz Soto y Gama (quién protagonizo el Incidente de La Bandera), Leobardo Galván, Paulino Martínez, Manuel J. Santibáñez y Manuel Uriarte, quienes quedaron en calidad de observadores hasta que la Convención optó por desconocer a Venustiano Carranza. Así pues, Emiliano Zapata se unió con Francisco Villa y ambos reconocieron a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional de México, no así el encabezado por Venustiano Carranza, lo que provocó la continuación de la guerra civil. A finales de noviembre, la poderosa División del Norte y el Ejército Libertador del Sur entraron en la ciudad de México, alcanzando así fama nacional el movimiento zapatista como la otra cara de la moneda entre los campesinos surianos y los del norte. En su estancia en la capital, las tropas tuvieron una actitud más que pacífica: obtuvieron recursos mediante limosnas y evitaron los robos y asaltos de algunos bandidos que ensuciaban su nombre haciéndose llamar zapatistas. El 4 de diciembre de ese año Villa y Zapata tuvieron la célebre entrevista de Xochimilco, lográndose una alianza militar entre ambos ejércitos. Villa aceptó en cambio el Plan de Ayala, a excepción de sus acusaciones a Francisco I. Madero, quién había sido su redentor y se obligó a dar armas a Zapata.

Concretados estos acuerdos, Emiliano Zapata partió rumbo a Amecameca y tomó Puebla el 17 de diciembre de 1914, aunque en los primeros días de enero la plaza le fue arrebatada por las fuerzas del general Álvaro Obregón. Éste habría de dedicar sus mayores esfuerzos para combatir al poderoso ejército villista, dando lugar a que durante 1915 Morelos fuera gobernado por los campesinos levantados en armas, asesorados por los intelectuales de la lucha suriana. En 1916, una vez que Venustiano Carranza se había instalado en la ciudad de México y que Francisco Villa hubiera sufrido serias derrotas por parte del ejército de Álvaro Obregón, Carranza dispuso la ofensiva contra el zapatismo, al mando de Pablo González Garza. Con apoyo incluso de la aviación del ejército, Cuernavaca fue ocupada por los constitucionalistas en mayo y, aunque regresó efímeramente a manos de los zapatistas, quedó definitivamente en su poder el 8 de diciembre de ese mismo año. Ante la carencia de armas y ya sin el apoyo villista, en muy poco tiempo casi todas las poblaciones del estado quedaron en poder de los constitucionalistas. En 1917, Zapata, lanzando una contraofensiva, reconquistó Jonacatepec, Yautepec, Cuautla, Miahuatlán, Tecala y Cuernavaca.

En marzo expidió la ley administrativa para el estado, reabrió escuelas, creó instituciones para reiniciar la producción de alimentos del campo y continuó la guerrilla en zonas periféricas y de frontera. Sin embargo, en octubre del mismo año entró a Morelos el general Pablo González Garza, apoderándose del territorio. Para 1918, Emiliano Zapata era, al igual que Francisco Villa lo sería en 1920, un guerrillero con poco futuro, pues ante las constantes batallas y lo escaso de las municiones, la muerte de los cabecillas y la ley agraria de Carranza, que apaciguó la causa suriana, su movimiento, indudable manifestación del descontento campesino, no llegó a consolidarse como una verdadera organización político-militar. Siendo una rebelión de masas campesinas, se limitó a realizar su guerra de guerrillas a partir de 1918.

La guerra por parte del gobierno tomó perfiles despiadados. El gonzalista Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio. Acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919, pero Zapata murió preso de una emboscada. No pocos condenaron el procedimiento. Además, esto dio lugar a que, una vez muerto, Zapata se convirtiera en el Apóstol de la Revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento continuó, aunque en franco declive, y los zapatistas acordaron nombrar a Gilbardo Magaña Cerda jefe del Ejército Libertador del Sur. Él sería el último: casi un año después, los antiguos compañeros de Zapata se integrarían al gobierno aguaprietista, y uno a uno serían asesinados por el mismo gobierno mientras trabajaban para la misma institución.
Los seguidores de Emiliano Zapata reciben desde entonces el nombre genérico de zapatistas, aunque es muy importante hacer la distinción entre los zapatistas de tiempos de la Revolución Mexicana y los actuales zapatistas del sur de México.
Hace algún tiempo,se publicó un texto ( [1]) que cuestiona la versión oficial de la muerte de Zapata en la Hacienda de Chinameca. Hasta la fecha no ha habido una respuesta pública, con argumentos, ni siquiera de historiadores profesionales, que refute este cuestionamiento a la versión oficial. Sin embargo, ha provocado la molestia de quienes lo publicaron, porque les dicen que distorsionan la redacción de este punto, al parecer por la incapacidad de argumentar.

Zapata es el autor de la famosa frase «Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado». Dolores Ibárruri, "La Pasionaria", ciertamente la popularizó (al lado de otras frases de Esquilo) en sus discursos durante la guerra civil española.