sábado, 21 de junio de 2008

Los problemas de la educacion media superior

Escrito por: Enrique Calderón Alzati
Los problemas de la educación media superior

Luego de que fueron conocidos los primeros resultados de las evaluaciones realizadas al sistema educativo mexicano por la OCDE, las declaraciones gubernamentales sobre la necesidad de mejorar los niveles educativos han sido continuas, recurriéndose incluso a afirmaciones sobre los avances inéditos que se están registrando en la materia, revueltos con regaños como el realizado recientemente por el presidente Felipe Calderón, pidiéndole a su secretaria de Educación que se pusiera las pilas para presentar en un mes su proyecto para mejorar sustancialmente la educación y en particular la que ofrece el sistema de telesecundarias.

Lo único que se puede concluir de ese desplante es que el Presidente, como muchos de sus colaboradores, simplemente no entiende ni la magnitud ni la gravedad de los problemas que enfrenta la educación a escala nacional, problemas que no se pueden resolver ni en un mes ni en un año, sino mediante acciones calladas, permanentes, bien concertadas y realizadas por miles de hombres y mujeres previamente preparados para ello. Aun los planes mismos para desplegar estas acciones requieren de tiempos de análisis, de estudio de los problemas que inciden y van a incidir en esos planes, de dimensionamiento y de asignación de recursos, que frecuentemente los gobernantes sólo están dispuestos a realizar de manera superficial; lo demás son los discursos y las demagogias de siempre.

Entre los funcionarios educativos federales, al igual que entre los de algunos gobiernos estatales, es recurrente escuchar en sus discursos la necesidad de mejorar en las siguientes evaluaciones los resultados obtenidos por los estudiantes, con objeto de lograr mejores posicionamientos internacionales que los obtenidos en evaluaciones anteriores; su quehacer y sus preocupaciones estuvieron centradas por varias semanas en la siguiente prueba de ENLACE realizada el mes pasado, e igualmente, en el sistema de educación media superior se habla hoy de una nueva reforma educativa, con nuevos planes y programas de estudio, destinada a mejorar los resultados de nuestros estudiantes.

Todo ello refleja la pequeñez de las miras y las limitaciones de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de la educación en nuestro país. En Finlandia, Corea y otros países con los más elevados niveles de competencias en el campo de la educación, lejos están de preocuparse por los resultados que sus estudiantes logren en esas evaluaciones, sus objetivos están en otro lado: les interesa que sus niños y jóvenes sepan identificar y plantear correctamente los problemas, que tengan capacidad para resolverlos, que sean capaces de plantear soluciones innovadoras, para incidir en la productividad de sus empresas, que posean una formación adecuada para trabajar en equipo y para contribuir en la mejoría de sus comunidades y del país. Obtener buenos resultados en las evaluaciones internacionales les tiene sin cuidado, no es un objetivo para ellos, sino una consecuencia natural de sus esfuerzos.

Contrasta ello con lo que sucede en México, donde la actitud de nuestros dirigentes recuerda a la de los malos estudiantes, que en medio de la crisis resultante de su bajo desempeño buscan aprobar los exámenes, más que aprender y desarrollar sus competencias básicas. ¿Acaso piensan que con salir mejor en las pruebas de ENLACE y de PISA el país tiene asegurado su futuro, o su capacidad para competir en los mercados internacionales?

Se habla hoy también de la reforma educativa en los niveles de secundaria y de bachillerato, manifestándose la importancia de despertar en los niños y jóvenes el interés por la ciencia, el desarrollo de las capacidades para aprender a pensar, para observar, para experimentar y para construir su propio conocimiento, y al mismo tiempo se ignoran las condiciones de infraestructura en las escuelas, los bajísimos niveles de preparación de los maestros de secundaria, y especialmente de los de bachillerato, ¿Cómo despertar el interés por la ciencia en una escuela de bachillerato donde no existen laboratorios que permitan realizar experimento alguno sus estudiantes? ¿Cómo pueden generar el interés por la apropiación del conocimiento los maestros que tampoco lo tienen ellos mismos? Estas son las preguntas que debieran estarse planteando el subsecretario de Educación Media Superior y sus colaboradores, a quienes los puestos que desempeñan les están quedando un poco grandes.

La instrumentación de una reforma educativa como la que México necesita pasa necesariamente por la preparación y por la reorientación de los maestros, para jugar los nuevos roles que el uso de la tecnología está demandando, pero ello será difícil de lograr mientras la cantidad de horas que esos maestros deben laborar para obtener un salario digno les imposibilite prepararse adecuadamente.

Hoy las nuevas tecnologías de la información están haciendo posibles nuevas formas de estudio de las matemáticas, de la física y la química, de la biología y de las ciencias en general, en las que los profesores deben transformarse en facilitadores y guías en lugar de ser portadores de dogmas y verdades que no lo son tanto. Para lograr este cambio, la reorientación de los profesores es necesaria, mas no suficiente.

A los dirigentes y administradores de la educación media superior no se las ha ocurrido que las computadoras pueden ser utilizadas en el estudio de la ciencia y en el desarrollo de las capacidades intelectuales de los estudiantes, por ello sólo permiten su uso para que los estudiantes aprendan “computación”, ¡una idea superada en otros países desde hace 25 años! Algo que debería plantearse la señora secretaria de Educación es qué la llevó a rodearse de colaboradores que, al igual que ella, nada saben de educación, pero que carecen también de la humildad para reconocerlo.

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