Símbolo del agrarismo, nació en Anenecuilco, cerca de Villa de Ayala. Morelos. Hijo de Gabriel Zapata y Cleofas Salazar. Desde la infancia fue campesino, donde tuvo oportunidad de conocer los arduos problemas del campo. Le impartió escasa instrucción el profesor Emilio Vara.
Ya en 1906 asistió a una junta en Cuautla, en la que se discutió la manera de defender las tierras del pueblo. En diversas ocasiones salió a otras haciendas para trabajar. Por sus primeras rebeldías se le incorporó al noveno Regimiento en 1908 y se le destinó a Cuernavaca. Sus dotes de caballista hicieron que sólo permaneciera seis meses como soldado, pues Ignacio de la Torre se lo llevó para ocuparlo como caballerango en la ciudad de México.
El 12 de septiembre de 1909 se reunió la Junta de Defensa de las Tierras, en Anenecuilco, de la cual Emiliano Zapata fue electo presidente. En ese cargo estudió los documentos que acreditaban los derechos de su pueblo a las tierras. Al iniciar sus gestiones, estuvo en contacto con Ricardo Flores Magón y con el periodista revolucionario Paulino Martínez; también con el profesor Otilio Montaño. Su primera intervención política ocurrió en la elección para gobernador de Morelos, en la que estuvo afiliado al candidato oposicionista Patricio Leyva.
El triunfo del candidato oficial, Pablo Escandón, trajo represalias para Anenecuilco, que perdió más tierras. En mayo de 1910 recuperó por la fuerza las tierras que se habían entregado a los campesinos de Villa de Ayala, repartiendo parcelas para su cultivo. En esa ocasión fueron protegidos por el jefe político, José A. Vivanco.
Al producirse la rebelión maderista cuyo Plan de San Luis contenía un párrafo agrarista, Zapata envió a Pablo Torres Burgos a entrevistarse con Madero. En 1911 se lanzó a la lucha revolucionaria, con la recuperación de la tierra como principio. En desacuerdo con Madero en lo que se refería a la cuestión agraria, se levantó en armas con el Plan de Ayala, el 25 de noviembre de 1911.
Combatió contra el gobierno maderista, que mandó a militares de carrera para batirlo, sin éxito. Unido al orozquismo, también luchó contra el gobierno de Victoriano Huerta, en acuerdo con Francisco Villa.
Mandó sus representantes a la Convención de Aguascalientes. Al producirse la división entre Carranza y Villa, siguió con este último, con el que entró a la ciudad de México en noviembre de 1914. Sus tropas se denominaban Ejército Libertador del Sur. En 1914, en la Convención de Aguascalientes, ésta hizo suyos los postulados del Plan de Ayala.
El Ejército del Norte aceptó el Plan de Ayala. Las relaciones con Don Venustiano Carranza quedaron rotas. Después de la toma de la capital de la República por los constitucionalistas, Carranza encargó la campaña del Sur en contra de Zapata al general Pablo González, y el 2 de mayo de 1916 dicho general ocupaba la Plaza de Cuernavaca, que vuelve a manos de las fuerzas zapatistas para ser ocupada definitivamente por el general González el 8 de diciembre.
Para eliminar a Emiliano Zapata, el General. Pablo González y el preboste del Ejército licenciado Luis Patiño fraguaron un plan para hacerle creer que el coronel Jesús Guajardo había desconocido al gobierno de Don Venustiano Carranza.
Un sonado escándalo público, una correspondencia doble por parte de Guajardo y sincera por la de Zapata, ofrecimientos y falsedades hicieron que, poco a poco, cobrara confianza el general suriano y creyera en la buena fe de Guajardo, quien finalmente lo traicionó y asesinó.
El cadáver de Emiliano Zapata fue llevado a Anenecuilco, y sus restos reposan actualmente en Cuautla, al pie de la estatua que le fue erigida.
Fuente: Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de MéxicoCortesía de Editorial Porrúa Hermanos, S.A. de C.V.